martes, 31 de mayo de 2011

31 Mayo 2011

Mala elección

Dave Branon
LEA: Apocalipsis 20:11-15
Muchos de los que duermen en el polvo […] serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. —Daniel 12:2
El presentador de televisión Larry King le preguntó a una estrella del espectáculo, ya anciano, sobre el cielo. Como prólogo, se refirió a una frase que le había dicho Billy Graham, que «él sabía qué estaba por delante: el paraíso; que iba a ir al cielo».
Entonces, el conductor preguntó a su invitado: «¿Usted qué cree?». Este respondió: «Yo quiero mucha actividad. El cielo me suena demasiado tranquilo. En el infierno hay mucho para hacer».
Lamentablemente, este hombre no es el único que piensa que una vida en el reino de Satanás es un destino ideal. He oído personas que dicen que prefieren ir al infierno porque todos sus amigos están ahí. Alguien escribió: «Si el infierno fuera real, no creo que fuera malo. Habría muchas personas interesantes».
¿Cómo podemos convencer a la gente sumida en este engaño de que debemos evitar el infierno y sus horrores? Quizá contándoles sobre las realidades de ese lugar, que se presentan en las Escrituras. En Daniel 12:2, se lo describe como un sitio de «vergüenza y confusión perpetua»; Lucas 16:23 habla de «tormentos»; Mateo 8:12 menciona «el lloro y el crujir de dientes»; y Apocalipsis 14:11 dice que los que están allí «no tienen reposo».
La verdad bíblica objeta que alguien piense que el infierno pueda ser un buen lugar para estar. Sin duda, rechazar a Jesús y enfrentar una eternidad en el reino de Satanás es una mala elección.
El mismo Cristo que habla de las glorias del cielo describe los horrores del infierno.

sábado, 28 de mayo de 2011

28 Mayo 2011

El tiempo en Sus manos

Dave Branon
LEA: Salmo 31:1-16
Tú eres mi Dios. En tu mano están mis tiempos. —Salmo 31:14-15
En un mensaje a los graduados 2002 de la Universidad de Cedarville, el Dr. Paul Dixon los alentó con estas palabras: «Sus tiempos están en las manos de Dios». Nuestra familia escuchó y pensó que era apropiado para los graduados, entre los cuales estaba nuestra hija Julie.
Ni nos imaginábamos que, cinco días después, nuestra Melissa, de 17 años, iría al cielo tras un accidente automovilístico… ni que ese pensamiento del Salmo 31:15 cobraría un nuevo significado para nosotros.
Con los años, hemos comprendido con dolor que, en Sus caminos misteriosos, Dios ha determinado que la vida de algunos creyentes sea corta. Me viene a la mente una jovencita cristiana, de esas que les sonríen a todos, a quien le dolía un dedo y que, una semana después, moría de una infección aguda. O la muchacha creyente que murió mientras jugaba al sóftbol, cuando una pelota le golpeó el cuello. O ese joven que amaba a Jesús y al que le encantaba pescar, y que murió al ser atropellado por un coche mientras volvía a su casa en bicicleta desde el lugar de pesca. Melissa, Heather, Maggie y Thomas. Durante sus cortas vidas, desarrollaron un legado de fe en Jesús y de amor a los demás. Ellos estaban preparados cuando les llegó el tiempo del Señor.
«Yo en ti confío», dijo el salmista, al reconocer que su vida estaba sólo en manos de Dios (vv. 14-15). ¿Confías en Él para todo lo que pueda sucederte en el futuro?
Nuestros tiempos están en las manos de Dios; nuestras almas bajo Su cuidado.

viernes, 27 de mayo de 2011

El «rutero» del piloto

27 Mayo 2011

El «rutero» del piloto

Dennis Fisher
LEA: Salmo 119:129-136
Ordena mis pasos con tu palabra… —Salmo 119:133
En los siglos xv y xvi, durante la era de la gran exploración marítima, los veleros atravesaban océanos inmensos y peligrosos y navegaban frente a costas amenazadoras. Los pilotos usaban diversas técnicas de navegación; entre ellas, un libro llamado «rutero» (una especie de bitácora), un diario de sucesos registrados por un viajero anterior, donde relataba los problemas en aguas previamente desconocidas y difíciles. Leyendo los detalles en un rutero, los capitanes podían evitar peligros y atravesar corrientes complicadas.
En muchos aspectos, la vida cristiana es como un viaje, y el creyente necesita ayuda para navegar por los mares peligrosos de la vida. Disponemos de esta ayuda porque Dios nos dio Su Palabra, que actúa como un «rutero espiritual». A menudo, al reflexionar sobre un pasaje significativo, recordamos la fidelidad del Señor en medio de circunstancias difíciles. Como señala el salmista, los peligros no solo se hallan en las experiencias de la vida, sino también en nuestra tendencia interior al pecado. Ante esta doble preocupación, escribió: «Ordena mis pasos con tu palabra, y ninguna iniquidad se enseñoree de mí» (119:133).
Cuando reflexiones sobre las enseñanzas bíblicas, recordarás el cuidado de Dios en el pasado, reafirmarás tu experiencia de la guía del Señor en circunstancias adversas y se te advertirá de la peligrosidad del pecado. Esta es la ventaja de tener un «rutero espiritual»
Con la Palabra de Dios como mapa y Su Espíritu como brújula, estás seguro de mantener el curso correcto.