lunes, 31 de enero de 2011

31 Enero 2011

¡Sé la luz!

Dave Branon

LEA: Efesios 5:8-14
Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz. —Efesios 5:8
Un amigo mío tiene la oportunidad de asistir todos los años a la Super Bowl [competencia final de fútbol americano] como periodista. Su tarea es conseguir entrevistas con atletas creyentes y con personal de la Liga Nacional de Fútbol Americano [NFL], para un programa de radio cristiano.
Hace unos años, cuando acababa de comenzar a cubrir el gran evento, se desilusionó ante la atmósfera autocomplaciente y licenciosa que reinaba durante la semana de la final. «Descubrí que era un sitio sumamente oscuro», declaró él.
Un día, le contó cómo se sentía a un ex jugador de la NFL, que era creyente. El deportista miró a mi amigo y le dijo: «Hermano, tú eres una luz en este lugar oscuro». Ese comentario le recordó la razón por la cual estaba allí y lo ayudó a renovar su entusiasmo por servir al Señor en un sitio donde hace falta la luz del evangelio. Lo estimuló para hacer brillar su luz.
Quizá trabajes en un ambiente donde desestiman a Dios, se burlan de la fe y elogian la vida pecaminosa. Tal vez sientas que estás entrando en «un sitio sumamente oscuro».
¿Por qué no ser una luz (Efesios 5:8) por medio de tus sonrisas, tus palabras y acciones bondadosas, y tu trabajo diligente? Pídele a Dios que te dé oportunidades de comunicar las buenas nuevas de Jesucristo. Quizá seas la única luz que un compañero de trabajo vea hoy.
Nuestro testimonio de Cristo es una luz en un mundo en tinieblas.

domingo, 30 de enero de 2011

30 Enero 2011

Detrás del velo

Marvin Williams

LEA: Lucas 23:39-43
Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. —Lucas 23:43
Biblia en un año:
Éxodo 23–24
Mateo 20:1-16
El pastor y escritor Erwin Lutzer escribió: «En cuanto te deslices detrás del velo rasgado, te encontrarás disfrutando de una bienvenida personal por parte de Cristo o percibiendo el primer atisbo de condenación, como nunca antes experimentaste. Sea como sea, tu futuro estará irrevocablemente determinado y permanecerá eternamente inmutable».
Lucas registró un breve pero importante relato que describe a dos hombres que están a punto de atravesar el velo de la muerte. Cuando Jesús fue crucificado, dos hombres fueron colgados junto a Él. Según Marcos, ambos lo insultaban (15:32).
Sin embargo, el corazón de uno de los ladrones fue transformado al darse cuenta de que Jesús era inocente, de que él era pecador y de cuál era su destino. Entonces, reprendió al otro ladrón y le pidió al Señor que se acordara de él cuando viniera en Su reino. Estas palabras fueron una señal de arrepentimiento y de fe sencilla. Jesús respondió: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lucas 23:43). Ese hombre fue salvo de inmediato. Ese día supo dónde pasaría la eternidad.
Reconocer que somos pecadores y colocar nuestra confianza en la muerte y la resurrección de Cristo nos asegura poder saber de inmediato dónde pasaremos nuestros mañanas por toda la eternidad, una vez que nos deslicemos detrás del velo rasgado.
Para prepararte para el mañana, confía en Jesús hoy.

lunes, 24 de enero de 2011


24 Enero 2011

Una palabra eficaz

Anne Cetas
LEA: Hebreos 4:12-13
La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos. —Hebreos 4:12
Biblia en un año:
Éxodo 9–11
Mateo 15:21-39
Cuando una adolescente llamada Poh Fang supo del amor de Jesús hacia ella y lo recibió como Salvador, sus padres no estaban muy convencidos de las cualidades positivas del cristianismo. Entonces, mandaron con ella a la iglesia a la hermana mayor, para que la vigilara. Pero sucedió algo que no esperaban: la eficaz Palabra de Dios penetró en el corazón de esta joven y ella también aceptó a Cristo como Salvador.
Hablando de la Palabra de Dios, el salmista dijo: «… con [tus mandamientos] me has vivificado» (Salmo 119:93). Este es el testimonio de Poh Fang, de su hermana y de todos los que conocen a Cristo como Salvador: Su Palabra es «eficaz, […] y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón» (Hebreos 4:12).
La Palabra de Dios nos muestra nuestro pecado y sus consecuencias: «Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios» (Romanos 3:23); y «la paga del pecado es muerte» (6:23). Nos habla del amor de Dios y de la salvación que Él proveyó: «Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, […] nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)» (Efesios 2:4-5). Además, da sabiduría para la vida diaria: «Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino» (Salmo 119:105).
Señor, gracias por tu Palabra eficaz que nos da vida y nos guía en nuestro andar diario.
Muchos libros informan, pero sólo uno transforma: la Biblia.

domingo, 23 de enero de 2011

23 Enero 2011

¿Renunciar?

C. P. Hia
LEA: 1 Reyes 19:11-18
Sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. —1 Reyes 19:10
Biblia en un año:
Éxodo 7–8
Mateo 15:1-20
¿Alguna vez has tenido ganas de abandonar todo? Elías sí. El Señor acababa de utilizarlo para mostrarle a la nación de Israel que Jehová es Dios (1 Reyes 18). Sin embargo, las amenazas de la reina Jezabel lo alarmaron tanto que huyó a Beerseba, 160 km al sur (19:3). Después caminó 230 km más en esa dirección, hasta llegar a Horeb, el monte de Dios.
Dios le preguntó dos veces a Elías qué hacía ahí (vv. 9,13) y, en ambas ocasiones, le respondió con las mismas palabras: «Sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida» (vv. 10,14). Estaba tan encerrado en sus miedos que se había olvidado de lo que Dios había hecho a través de él en el monte Carmelo. A pesar de su gran victoria, Elías se hundió en las profundidades del desánimo. ¡Qué fácil nos resulta hacer lo mismo!
Dios no aceptó la notificación de renuncia de Elías. En cambio, comisionó a su agotado siervo a llevar a cabo tres tareas importantes (vv. 15-17). Y, a propósito, Elías estaba equivocado cuando dijo que era el único fiel que quedaba. Dios tenía otras 7.000 personas que no se habían inclinado ante Baal (v. 18).
Quizá, al igual que Elías, estás desesperado por las circunstancias que atraviesas en tu vida. Deja que Dios te hable (v. 12). En lugar de permitirte renunciar, Él te mostrará lo que puedes hacer con Su fortaleza.
Cuando trabajas para Jesús, la palabra «renunciar» no existe.

sábado, 22 de enero de 2011

22 Enero 2011

Amor proximal

Joe Stowell
LEA: Lucas 10:29-37
Amarás al Señor tu Dios […]; y a tu prójimo como a ti mismo. —Lucas 10:27
Biblia en un año:
Éxodo 4–6
Mateo 14:22-36
Habría sido más fácil comprar un nuevo secador de cabello, pero, como me había propuesto ahorrar un poco, decidí arreglarlo yo mismo. Para aflojar el tornillo que estaba hundido en lo profundo del mango, saqué la herramienta de última generación según el «manual del reparador casero»: mi navaja de bolsillo. Cuando hice presión para girar el tornillo, la hoja de la navaja se dobló… y me cortó el dedo.
Ese día aprendí la lección: Yo me amo. Y de inmediato suplo mis necesidades. Ni se me ocurrió pensar: «Bueno, no tengo tiempo de parar la sangre ahora. Después lo hago». Además, hubo ternura en la manera de tratar la urgencia. Le indiqué a mi equipo de primeros auxilios (mi esposa e hijos) que me lavara suavemente el dedo y que luego colocara el vendaje de tal modo que, cuando me lo sacara, no me arrancara los pelitos del dedo. Mis pensamientos, palabras y acciones fueron dirigidos por mi amor a mí mismo.
Amar «a tu prójimo como a ti mismo» (Lucas 10:27) exige la misma clase de amor apremiante. Un amor que percibe la necesidad de otra persona y que no descansará hasta satisfacerla. Es un amor cordial y afectuoso que piensa y actúa con esmero; el amor sacrificial y compasivo que un samaritano desconocido tuvo hacia un viajero caído. Es la clase de amor que Dios quiere compartir con tu prójimo a través de ti.
Tu corazón toca el de tu prójimo mejor que cualquier otra cosa.

viernes, 21 de enero de 2011

21 Enero 2011

Un amigo en común

Dave Branon
LEA: Juan 15:9-17
Os he llamado amigos. —Juan 15:15
Biblia en un año:
Éxodo 1–3
Mateo 14:1-21
Imagina que estás de visita en una tierra extraña y que apareces, sin ser anunciado, en una reunión de personas a quienes nunca conociste y que jamás escucharon hablar de ti… pero que, a los pocos instantes, te permiten dirigirles la palabra. Esto sólo puede ocurrir si hay alguna cosa que quiebre el hielo; algo así como tener amigos en común.
Esto sucedió cuando llevé un equipo misionero a una reunión en una iglesia de Bahía Discovery, en Jamaica. Antes de salir de los Estados Unidos, mi amigo Dorant Brown, un pastor jamaiquino, me recomendó asistir a una iglesia. Así que, cuando llegamos y mencioné al pastor Brown, no sólo nos dieron la bienvenida, sino que a mí me pidieron que hablara brevemente y a nuestro equipo que cantara.
Si bien mencionar el nombre de Dorant fue crucial, en realidad no creo que ese amigo en común haya hecho que nos recibieran con tanta calidez. Me parece que fue nuestro mutuo Amigo y Salvador, Jesús, quien abrió el corazón de aquellos amigos jamaiquinos cuando los visitamos.
¿Has experimentado un vínculo especial con alguien que acabas de encontrar al decirle que tú también conoces al Señor? El Señor es un amigo que entregó Su vida por nosotros (Juan 15:13) y que convierte en hermanos a todos los que creen (1 Pedro 2:17).
Jesús. Nuestro Salvador. Nuestro Amigo en común. Él reúne corazones en todo el mundo bajo la bandera de Su amor.
Quienes son atraídos hacia Cristo se atraen entre sí.

jueves, 20 de enero de 2011

20 Enero 2011

Redirigido

David C. McCasland
LEA: Génesis 39:1-10
Mas Jehová estaba con José. —Génesis 39:2


A los 16 años de edad, el pianista Leon Fleisher debutó formalmente en el Carnagie Hall con la Filarmónica de Nueva York. Después, triunfó en concursos de prestigio internacional e interpretó en las mejores salas de concierto mundiales. Pero, a los 37 años, se enfermó de distonía, una afección neurológica que le paralizó la mano derecha. Después de un periodo de depresión y retraimiento, se dedicó a enseñar y dirigir porque, tal como dijo, amaba más la música que el piano.
Cuando nuestros sueños se hacen añicos, ¿cómo reaccionamos? Cuando José, el hijo favorito de Jacob, fue vendido como esclavo por sus hermanos (Génesis 37:12-36), podría haber caído en la autoconmiseración y en la autocompasión. En cambio, permaneció fiel al Señor. En Génesis 39, leemos cuatro veces que «Jehová estaba con» José (vv. 2,3,21,23) y que su proceder revelaba su fidelidad a Dios. Su vida ejemplar hizo que aquellos a quienes servía en Egipto reconocieran que el Señor estaba con él.
¿Amamos a Dios más que nuestros sueños? Aunque es probable que José haya lamentado la pérdida de su vida pasada y lo que podría haber tenido, Dios lo guió para cumplir con un llamado que él jamás se hubiese imaginado. Hoy el Señor anhela guiarnos. ¿Estamos dispuestos a ser redirigidos por Él?
El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos. —Proverbios 16:9

miércoles, 19 de enero de 2011

19 Enero 2011

Siempre contento

Bill Crowder
LEA: Filipenses 3:7-14
Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. —Filipenses 3:14
Biblia en un año:
Génesis 46–48
Mateo 13:1-30
Tiger Woods es, sin duda, el golfista más grandioso de su generación. Su capacidad para actuar bajo presión y ganar se está tornando legendaria. Sin embargo, lo que lo motiva no es sólo ganar, sino su pasión por la excelencia. Aun con su tremendo éxito, Tiger se esfuerza constantemente para perfeccionar su swing a fin de optimizar su juego y ser un mejor golfista. Su deseo de alcanzar la excelencia nunca se satisface.
Al apóstol Pablo también lo impulsaba su anhelo de lograr la excelencia, pero en su relación con Cristo. No obstante, nos enseñó que debemos ser equilibrados. Aunque nunca debemos sentirnos satisfechos con nuestro crecimiento espiritual, sí tenemos que estar siempre contentos en el Señor.
En su carta a los filipenses, Pablo expresó ambas verdades. Mientras escribía desde la cárcel, declaró su contentamiento en medio de las circunstancias de la vida y las colocó bajo el cuidado de Dios (Filipenses 4:11). Aun así, no se sentía satisfecho con su progreso espiritual, ya que no pretendía «haberlo ya alcanzado» (llegado por completo al objetivo), sino que estaba totalmente comprometido a continuar hacia la meta (3:13-14).
Aprender a equilibrar el contentamiento con la pasión por la excelencia quizá sea la clave olvidada para nuestro incesante crecimiento y progreso espiritual.
Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento. —1 Timoteo 6:6

martes, 18 de enero de 2011

                                                                        18 Enero 2011

Es asunto mío

Marvin Williams
LEA: Levítico 19:11-18
No te vengarás, ni guardarás rencor […], sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. —Levítico 19:18
En 1955, cuando el sur de los Estados Unidos seguía sumamente segregado, Emmett Till, un joven negro de Chicago, fue a visitar a sus parientes en Mississippi. Después de «atreverse» a hablar con una mujer blanca, dos hombres, también blancos, lo asesinaron brutalmente. Tras deliberar durante una hora, un jurado de varones, todos blancos, los declaró «inocentes». Tiempo después, en un artículo de la revista Life, ambos confesaron el crimen.
Tras el veredicto, la madre de Emmett dijo: «Hace dos meses, tenía un bonito apartamento en Chicago, un buen trabajo, un hijo. Cuando algo les sucedía a los negros en el sur, yo decía: “Es asunto de ellos, no mío”. Ahora sé que estaba equivocada. El asesinato de mi hijo me mostró que lo que le sucede a cualquier persona, en cualquier parte del mundo, nos incumbe a todos».
Otro asunto que nos atañe a todos es lo que Levítico 19:18 nos insta a hacer: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Jesús cita este versículo y lo interpreta: dice que el amor a quienes nos rodean no tiene límites (Mateo 22:39; Lucas 10:25-37). Prójimo no se refiere sólo a los vecinos, sino a cualquiera que tenga necesidades. Debemos ocuparnos de los demás como nos ocupamos de nosotros mismos.
Amar a nuestro prójimo significa identificarnos con la persecución, el sufrimiento y las injusticias que padecen los otros seres humanos. Es asunto de todos los que siguen a Cristo.
La compasión pone en práctica el amor.

lunes, 17 de enero de 2011


17 Enero 2011

Respeto a la vida

David H. Roper
LEA: Salmo 139:13-16
Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras. —Salmo 139:14
Biblia en un año:
Génesis 41–42
Mateo 12:1-23

En el Salmo 139, David describe a Dios cuando formaba su pequeño cuerpo en la oscuridad del vientre de su madre. El Señor lo amaba antes de que siquiera existiera.
Dios diseñó la persona que David iba a ser y la hizo existir según el plan que había preestablecido. En este salmo, el escritor empleó la curiosa metáfora de un diario donde el Señor, en primer lugar, escribió Su plan y luego lo cristalizó mediante la obra de Sus manos llevada a cabo en el vientre: «Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas obras que fueron luego formadas» (v. 16).
Dicho de otro modo, el amor del Padre celestial formó a David y lo convirtió en una creación única. Fue el producto del corazón y de la mano inventiva de Dios. Esta misma verdad se aplica a ti. Tú eres especial, al igual que todas las demás personas que hay en el mundo.
Ante esta realidad, debemos tener una actitud en favor de la vida en el sentido más puro que pueda existir. Debemos respetar y valorar la vida de todo ser humano: los nacidos y los que aún están en el vientre de la madre; los niños preciosos y los ancianos cansados; los ejecutivos acaudalados y los financieramente desposeídos. Cada persona es un producto exclusivo del genio de nuestro Creador. Junto con David, exclamemos: «Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras» (139:14).
Toda vida es creada por Dios y está autografiada por Él.

domingo, 16 de enero de 2011

16 Enero 2011

Reflectores de honra

Dennis Fisher
LEA: Hechos 14:8-18
Y mi honra no la daré a otros. —Isaías 48:11
Biblia en un año:
Génesis 39–40
Mateo 11
Bárbara Mertz se queja del faraón egipcio Ramsés II. En su libro Temples, Tombs, and Hieroglyphs [Templos, tumbas y jeroglíficos], esta arqueóloga escribe: «Uno se cansa de tanto Ramsés. Su rostro, su figura y su nombre están esculpidos en más de la mitad de los muros que aún quedan en pie en Egipto; al menos, eso parece». En su insaciable sed de honra, Ramsés se deleitaba en la religión egipcia, que enseñaba que el faraón era dios.
Compara el deseo de honra de Ramsés con la actitud de Pablo y Bernabé. En uno de sus viajes misioneros, enfrentaron una situación donde rechazaron aceptar vanagloria. Cuando la multitud de la idólatra ciudad de Listra los vio sanar a un paralítico, exclamó: «Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros» (Hechos 14:11). De inmediato, prepararon animales para sacrificarlos en honor a ellos. Pero rápidamente, ambos objetaron, diciendo: «Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo» (v. 15).
No podemos compararnos con los apóstoles en cuanto a sus logros para Dios, pero todos hacemos cosas para Él. Es allí, entonces, donde debemos ser «reflectores de honra» y asegurarnos de que el Señor sea quien reciba toda la gloria por las cosas que nosotros hacemos.
La meta más grandiosa del hombre: que Dios reciba la gloria y la honra.

sábado, 15 de enero de 2011

15 Enero 2011

Una segunda oportunidad

David C. McCasland
LEA: Lamentaciones 3:22-33
Nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. —Lamentaciones 3:22-23
Hace exactamente un año, 155 personas que iban en el vuelo 1549 de US Airways creyeron que morirían. Al despegar de la ciudad de Nueva York, el avión atropelló una bandada de gansos, lo cual detuvo ambos motores. Con los motores apagados, el capitán hizo planear el avión sobre una zona densamente poblada, y luego anunció: «Prepararse para el impacto». No habían pasado 90 segundos cuando la aeronave inutilizada aterrizó sobre las aguas heladas del río Hudson, adonde inmediatamente acudieron barcos y balsas para rescatar a los pasajeros y a la tripulación. Todos sobrevivieron. La gente lo llamó «el milagro del Hudson» y todos elogiaron al piloto y a su personal. Un pasajero agradecido, dijo simplemente: «Tenemos una segunda oportunidad en la vida».
En tiempos de crisis, valoramos la importancia de cada minuto. Sin embargo, en la rutina diaria, solemos olvidar que cada día es una segunda oportunidad. «Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré» (Lamentaciones 3:22-24).
Podemos decidir vivir con gratitud por la misericordia y la gracia de Dios, con confianza en Su fiel cuidado y con esperanza porque Él está siempre con nosotros. Hoy Dios nos ofrece una segunda oportunidad en la vida. ¡Aprovechémosla al máximo!
Nuestro Dios es un Dios de segundas oportunidades

jueves, 13 de enero de 2011

14 Enero 2011

La acumulación de pecado

Cindy Hess Kasper
LEA: 1 Juan 1:5-10
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros. —2 Corintios 4:7
Biblia en un año:
Génesis 33–35
Mateo 10:1-20
Durante siglos, en todo el mundo, los molinos se han usado para bombear agua y procesar granos. Pero en las últimas décadas, cuando las turbinas eólicas para generar electricidad se fueron imponiendo, inesperadamente apareció una «mosca en la sopa».
Los investigadores descubrieron que estos generadores funcionaban bien a bajas velocidades, pero que, al aumentar la velocidad del viento, los insectos que se adherían a las paletas reducían la producción de energía. Los operadores observaron que era necesario lavar periódicamente la acumulación de insectos muertos, para evitar la paulatina disminución de la energía de la turbina.
Una acumulación de pecado en la vida del creyente también puede causar problemas. Dios proveyó una manera de limpiar esa acumulación en nuestro ser. En 1 Juan 1:9, leemos: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad». No obstante, si no lo hacemos con frecuencia, perderemos energía en nuestro andar. Esto se debe a que la energía para vivir procede de Dios y no de nosotros (2 Corintios 4:7). Si tratamos de vivir la vida cristiana con nuestras propias fuerzas, nos sentiremos derrotados, como molinos a los que les mermó la energía.
Podemos ver y experimentar con más facilidad el poder de Dios en nuestras vidas cuando diariamente nos sacamos de encima la acumulación de pecado.
El pecado consume nuestro poder espiritual; la confesión lo restaura.
13 Enero 2011

Credibilidad

Julie Ackerman Link
LEA: 1 Pedro 2:11-21
Manteniendo buena vuestra manera de vivir […]; para que […] glorifiquen a Dios […], al considerar vuestras buenas obras. —1 Pedro 2:12
Biblia en un año:
Génesis 31–32
Mateo 9:18-38
La reciente crisis financiera global ha hecho que la gente preste más atención a su informe crediticio. Cuando era fácil conseguir créditos, algunas personas comenzaron a usar el dinero de forma descuidada. No les importaba ahorrar para comprar lo que querían; simplemente, pedían prestado. No importaba mucho tener deudas. Pero, en una crisis, las cosas cambian por completo. De pronto, tener un buen crédito se torna sumamente importante.
Después de un anuncio de un servicio de reparación de crédito, un locutor local dijo: «La reparación de crédito no es algo que puedas comprar, sino que debes trabajar para conseguirla».
El mismo principio se aplica a la credibilidad en la vida. No la podemos comprar, sino que es algo para lo cual debemos trabajar. Quizá podamos «tomar prestada» temporalmente cierta credibilidad al asociarnos con personas confiables, pero, tarde o temprano, necesitaremos obtenerla de forma personal.
La credibilidad tiene que ver con la capacidad de generar confianza. Esto es esencial para los creyentes porque nuestras vidas influyen en la reputación del Señor (1 Pedro 2:12). Cuando nos autodenominamos cristianos, Su reputación se vincula con nosotros. Si la gente tiene motivos para no creer en nosotros, es probable que no crean en Dios.
La forma de ganar credibilidad es vivir de manera honorable. En consecuencia, los demás creerán en Dios y lo glorificarán.
Si nos ocupamos de nuestro carácter, la buena reputación viene sola.
12 Enero 2011

Acabadores

Marvin Williams
LEA: 2 Timoteo 4:1-8
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. —2 Timoteo 4:7
Biblia en un año:
Génesis 29–30
Mateo 9:1-17
Cuando era niño, soñaba con convertirme en cinturón negro en karate. Hace varios años, comencé a entrenarme y estuve a punto de alcanzar esa meta. Sin embargo, a dos cinturones de distancia del objetivo, abandoné. Hubo dos razones: mi profesor cambió la metodología a mitad del proceso de entrenamiento, y yo empecé a estar tan ocupado que no podía dedicar el tiempo necesario para entrenarme.
Casi todas las semanas, me frustro al pensar que Dios quiere que sea un acabador en todos los aspectos de mi vida, pero, en especial, en el servicio para Él.
Cuando Pablo se refirió al final de su vida, no se sintió frustrado por no haber cumplido con algunas facetas de su ministerio. En esta última despedida (2 Timoteo 4:7), el apóstol empleó palabras sumamente ilustrativas para describir la manera de acabar su servicio para Cristo. Describió su vida y su ministerio comparándolos con una batalla: «He peleado la buena batalla». Esa batalla era buena porque había participado en ella a favor de Dios y del evangelio. Luego, como un paralelismo de su ministerio, utilizó la ilustración de una carrera: «He acabado la carrera, he guardado la fe». Pablo declaró que, por la gracia de Dios, había acabado todo lo que el Señor le había dado para hacer.
Como seguidores de Jesús, esforcémonos para ser acabadores, al perseverar en nuestro servicio para Cristo.
Corre la carrera con la vista puesta en la eternidad.

martes, 11 de enero de 2011

11 Enero 2011

Seguir nuestro ejemplo

Anne Cetas
LEA: 1 Timoteo 4:12-16
Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes. —1 Timoteo 4:12
Biblia en un año:
Génesis 27–28
Mateo 8:18-34
Alicia, que tiene sólo seis años y está comenzando a leer, solía ver a sus padres y a sus abuelos cuando leían la Biblia por la mañana. Un día, muy temprano, se despertó antes que todos los demás. La abuela la encontró sentada en el sofá, con la Biblia y un librito de devociones sobre la falda. Ella quería seguir el ejemplo de pasar tiempo con Dios al comienzo del día.
Timoteo, un joven pastor, enfrentaba grandes responsabilidades en la iglesia de Éfeso: capacitar a creyentes, guiar en la adoración, combatir la falsa doctrina. El apóstol Pablo, más maduro y experimentado, le dio instrucciones sobre cómo liderar a la iglesia en estas áreas, pero también mencionó la importancia de la conducta personal. Dijo: «Sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza» (1 Timoteo 4:12).
Pablo desafió a Timoteo con estas palabras: «Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina» (v. 16). Si prestaba atención a su vida espiritual y mantenía una doctrina sólida, sería un buen ejemplo para la familia de la iglesia.
Todos tenemos personas que nos observan. Aun la pequeña Alicia tiene hermanos menores que se fijan en lo que ella hace. Vivamos la vida de tal manera que aquellos que sigan nuestro ejemplo ayuden a otros en su andar con Dios.
Un buen ejemplo vale más que un buen consejo

lunes, 10 de enero de 2011

10 Enero 2011

Registro de peregrinos

David H. Roper
LEA: Hebreos 11:32-40
Nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos […], corramos con paciencia. —Hebreos 12:1
Biblia en un año:
Génesis 25–26
Mateo 8:1-17

En el antiguo Oregon Trail [Sendero de Oregon], en Idaho, hay un indicador: un montículo gigante de lava, conocido localmente como Register Rock [Roca de la inscripción]. Está ubicado en una zona considerada en el siglo xix por los inmigrantes que viajaban por ese sendero hacia el oeste como el sitio favorito para acampar durante la noche.
Los viajeros solían escribir sus nombres en la roca como un recordatorio de su paso por allí. Register Rock es un monumento al coraje y la tenacidad de esas personas.
Cuando pienso en esa roca, me vienen a la mente otros peregrinos que han pasado a nuestro lado durante su viaje. Hebreos 11 menciona a algunas de esas almas vigorosas: Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David y Samuel, por nombrar algunos.
Pero hay otros peregrinos más recientes: mi madre y mi padre; la Sra. Lincoln, mi maestra de escuela dominical de quinto grado; mi líder juvenil, John Richards; mis maestros Ray Stedman y Howard Hendricks; y podría mencionar muchísimos más. Es probable que estos no hayan escrito sus nombres en rocas, pero sí están grabados en mi memoria.
El autor de Hebreos nos insta a recordar a los «peregrinos» que anduvieron antes que nosotros, en especial, a aquellos que nos «hablaron la Palabra de Dios», y a considerar «cuál haya sido el resultado de su conducta» (Hebreos 13:7). Y lo más importante aún, nos alienta a imitar su fe.
Quienes siguen a Cristo guían a los demás en la dirección correcta.

domingo, 9 de enero de 2011

9 Enero 2010

Miedo a lo desconocido

Joe Stowell
LEA: Hebreos 11:8-12
Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció […]; y salió sin saber a dónde iba. —Hebreos 11:8
Biblia en un año:
Génesis 23–24
Mateo 7
 
¿Alguna vez Dios te pidió que hicieras algo aparentemente irracional o que te llevaba al terreno de lo desconocido? ¿Qué pasaría si te pidiera que rechazaras un largamente ansiado ascenso en el trabajo o una anhelada relación sentimental con alguien? ¿Y si te llamara para ir a un lugar remoto de la tierra o te pidiera dejar que tu hijo le sirva en un sitio lejano?
Lo desconocido está lleno de interrogantes atormentadores, tales como: «¿Y si pasa esto o aquello…?» Aun así, cuando seguimos al Señor, Él suele llamarnos a recorrer territorio desconocido. Obedecer Sus mandamientos de perdonar, entregar nuestros tesoros o abandonar las cosas que nos brindan seguridad y placer nos deja a menudo en el terreno atemorizante del qué irá a pasar.
Imagínate cómo se habrá sentido Abraham cuando Dios le pidió que trasladara a toda su familia y no le dijo adónde irían (Génesis 12:1-3). También le demandó perseverancia; es decir, que se quedara en una tierra desconocida, aunque las atractivas comodidades del pasado amenazaran seducirlos, tanto a él como a su familia, a regresar al entorno seguro de Ur.
Empezar un nuevo año es como entrar en territorio inexplorado. El miedo a lo desconocido podría impedir que siguiéramos la guía de Dios en los días que están por delante. Pero, como Abraham, cuando nos aferramos a Aquel que sabe todas las cosas, estamos en buenas manos… no importa el destino.
Nunca tengas temor de confiarle el futuro desconocido al Dios omnisciente.
8 Enero 2011

Última inauguración

Julie Ackerman Link
LEA: Apocalipsis 15
Todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado. —Apocalipsis 15:4
Biblia en un año:

Algunas de las palabras que se emplearon para describir la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de verano, en 2008, fueron asombrosa, impresionante y extraordinaria. Un comentarista señalo: «Esto demuestra lo que sucede cuando a un artista se le ofrecen recursos ilimitados».
Cuando oí esto, pensé: ¡Eso es lo que Dios hizo en la creación! No se guardó nada. El universo resultante es de una belleza impresionante, una complejidad asombrosa y absolutamente extraordinario.
La ceremonia de las Olimpíadas mostró una precisión perfecta; pero, si uno de los percusionistas o bailarines hubiese decidido modificar la visión del artista, todo el espectáculo se habría estropeado.
Eso fue lo que sucedió poco después de la creación. A diferencia del productor de las Olimpíadas, Dios dio albedrío, y Su obra de arte fue estropeada porque Adán y Eva pensaron que había un camino mejor. Como dijo Isaías: «Cada cual se apartó por su camino» (53:6).
La solución divina para nuestro capricho fue insólita: El Artista pagó el precio para recrear lo que nosotros habíamos arruinado. Un día, tendrá lugar otra ceremonia de inauguración donde todos los que están en los cielos y en la tierra se postrarán ante el nombre de Jesús (Filipenses 2:10). También aquellos que, de toda nación, hayan aceptado el plan de Dios en Cristo adorarán juntos en la perfecta Nueva Jerusalén (Apocalipsis 15:4).
Tenemos toda la eternidad para alabar a Dios; comencemos hoy.
7 Enero 2011

Dios ama los adverbios

Philip Yancey
LEA: Colosenses 3:8-17
Mas nosotros tenemos la mente de Cristo. —1 Corintios 2:16
Biblia en un año:
Génesis 18–19
Mateo 6:1-18

De manera sabia, los puritanos procuraban vincular todas las áreas de la vida con Dios, su fuente, para unir ambos mundos, en vez de dividirlos en sagrado y secular. Tenían un dicho: «Dios ama los adverbios y no le preocupa si es bueno, sino si está bien hecho». Los adverbios califican los verbos, las palabras que indican acciones y actividades. Este proverbio implica que al Señor le importa más la actitud con que vivimos que los resultados en sí.
Agradar al Señor no significa que debamos estar ocupados en una nueva serie de actividades «espirituales». Como decían los puritanos, ya sea limpiando zapatos o predicando sermones, poniendo herraduras a los caballos o traduciendo la Biblia, toda actividad humana puede constituir una ofrenda a Dios.
Pasamos mucho tiempo envueltos en actividades mundanas. «Mas nosotros tenemos la mente de Cristo», nos recuerda Pablo (1 Corintios 2:16). Esta verdad debe guiarnos en todo lo que hacemos: cuidar a un padre anciano, ir limpiando detrás de un hijo, sentarse en el patio con un vecino, lidiar con las quejas de un cliente, completar las planillas de un paciente en una sala de enfermería, quedar atrapado en un embotellamiento de tránsito, aserrar madera, presentar informes, ir a comprar alimentos…
Se necesitan la fe y la mente del Señor Jesús para reconocer aspectos de trascendencia eterna aun en las tareas más comunes.
El mundo premia el éxito; ¡Dios premia la fidelidad!
6 Enero 2011

Leyes del cielo

Dave Branon
LEA: Salmo 19:1-7
Si yo no he puesto las leyes del cielo y la tierra, también desecharé
 la descendencia de Jacob, y de David. —Jeremías 33:25-26
 
Biblia en un año:
Génesis 16–17
Mateo 5:27-48
 
Si deseas ver en el cielo la próxima convergencia de Venus, Júpiter y la luna, márcalo ahora en el calendario. El 18 de noviembre de 2052 podrás observar, en la oscuridad de la noche, que esos sistemas solares vecinos «se reúnen» en una pequeña zona del firmamento. Esta yuxtaposición notable de las esferas refractarias iluminó el cielo nocturno por última vez el 1 de diciembre de 2008, y recién volverá a hacerlo dentro de cuatro décadas.
Esta previsibilidad, como también los diferentes eclipses y el retorno del cometa Halley (28 de julio de 2061), demuestran el orden que existe en el universo. Si ninguna serie de leyes establecidas gobernara el movimiento de todas las cosas en el cosmos, tales predicciones no podrían hacerse.
¿Estas reglas establecidas están por encima de patrones al azar? ¿Podemos ver la mano de Dios en estas afirmaciones de la astronomía? Observa Jeremías 33:25-26. El Señor tiene en mente la relación entre Él y Su pueblo como resultado del pacto, y emplea como analogía una verdad científica. En efecto, Dios dice que las leyes del universo que Él estableció, «las leyes del cielo y la tierra», son tan seguras como las promesas que pactó con Su pueblo.
Las leyes de Dios han gobernado el universo desde su creación y siguen haciéndolo con una previsibilidad asombrosa. Así que, anota en el calendario y asómbrate ante el control inmutable de Dios.

Las maravillas de la creación revelan que Dios está activo.
5 Enero 2011

Cautiverio

Dennis Fisher
LEA: 2 Timoteo 2:1-10
Sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor; mas la palabra de Dios no está presa. —2 Timoteo 2:9
Biblia en un año:
Génesis 13–15
Mateo 5:1-26
 
En su libro de memorias, La escafandra y la mariposa, Jean-Dominique Bauby describe su vida después de un ataque cerebral masivo que lo dejó con una dolencia llamada «síndrome de cautiverio». Aunque paralizado casi por completo, pudo escribir su libro parpadeando el ojo izquierdo. Una ayudante recitaba un alfabeto codificado hasta que él parpadeaba al elegir la letra que quería dictar. El libro requirió unos 200.000 parpadeos para escribirlo. Bauby utilizó la única capacidad física que le quedaba para comunicarse con los demás.
En 2 Timoteo, leemos que Pablo experimentó un tipo diferente de «síndrome de cautiverio». Estando bajo arresto domiciliario, se enteró de que su ejecución era inminente. Con esto en mente, le dijo a Timoteo: «Sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor; mas la palabra de Dios no está presa» (2 Timoteo 2:9). A pesar de su aislamiento, recibía visitas, escribía cartas de estímulo y se regocijaba de que la Palabra de Dios se extendiera.
Es probable que las circunstancias hayan hecho que algunos de nosotros estemos aislados de los demás. Yacer en la cama de un hospital, cumplir una sentencia en prisión o estar postrados en casa puede hacernos sentir que padecemos nuestro propio «síndrome de cautiverio». Si esto es una realidad en tu vida, ¿por qué no reflexionas, en oración, para descubrir cómo alcanzar a otros, aun en esa condición?
Ninguna obra es demasiado pequeña cuando se hace para Cristo.
4 Enero 2011

Pasar revista

Bill Crowder
LEA: 2 Corintios 5:1-11
Es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que ha hecho. —2 Corintios 5:10
Biblia en un año:
Génesis 10–12
Mateo 4
 
Imagina que un día vas a trabajar y, cuando tu jefe te saluda, dice: «Ven a mi oficina a las 9:30. Me gustaría hablar contigo sobre tu desempeño en el trabajo».
Es probable que te pongas nervioso al pensar en lo que tu superior podría decirte. Tal vez te preguntes: ¿Qué pensará mi jefe de lo que hago? ¿Me ascenderán y me aumentarán el salario? ¿O me quedaré sin trabajo? ¿Va a decirme: «Bien hecho» o «Te echo»?
Si bien esta clase de entrevista es importante, la Biblia habla de otra revisión mucho más transcendental. Cuando esta vida haya pasado, nos presentaremos delante del Señor. Pablo escribió: «Es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo» (2 Corintios 5:10). No asistiremos a esta evaluación futura con temor a perder la salvación ni con el deseo de obtener algún beneficio personal o la aprobación humana, sino que estaremos ansiosos de escuchar al Señor decirnos: «Bien, buen siervo y fiel» (Mateo 25:21).
Nuestro desafío, como seguidores de Cristo, es servirle ahora con excelencia, para que luego podamos escucharle decirnos: «Bien hecho». Si se tiene en cuenta mi manera de vivir hoy, ¿qué evaluación obtendré cuando vea al Salvador?
El servicio bien hecho aquí en la tierra recibirá un «Bien hecho» en el cielo.
3 Enero 2011

Ampliar la perspectiva

C. P. Hia
LEA: Mateo 28:16-20
Id, y haced discípulos a todas las naciones. —Mateo 28:19
Biblia en un año:
Génesis 7–9
Mateo 3
 
A un misionero y a mí nos invitaron a almorzar con David, un hombre de casi 80 años, quien sustentaba con generosidad el ministerio de este siervo de Dios. David no podía ir a visitar el país donde servía el misionero, pero, mientras daba gracias por los alimentos, oró con toda facilidad por las personas, los lugares y las circunstancias de aquel lugar. Después de haber orado habitualmente por ese ministerio, no tenía problema en mencionar datos específicos. Este hombre tenía una perspectiva de la obra misionera que iba más allá de las fronteras de su país, Singapur.
Nuestro Señor Jesús nos mandó tener una perspectiva mundial de la obra misionera. Cuando dijo: «Id, y haced discípulos a todas las naciones, […] enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado» (Mateo 28:19-20), no nos pedía que compráramos un billete para ir por todo el mundo a proclamar Su mensaje. Quizá no tengamos oportunidad de salir del lugar donde nacimos, pero podemos participar de lo que sucede en el mundo, sin dejar nuestra ciudad natal.
Ahora bien, ¿cómo se hace? ¿Hay algún estudiante de otro país que viva cerca de tu casa? ¿Una familia de otra nación que intenta enfrentar la vida en un entorno nuevo? ¿O, simplemente, una persona solitaria a quien puedas levantarle el ánimo? Hablarles sobre el amor de Dios es tu manera de cruzar los océanos con el evangelio.
Si miras a través de los ojos de Jesús, verás un mundo necesitado
2 Enero 2011

Siempre contigo

Cindy Hess Kasper
LEA: Salmo 25:4-10
He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres.
—Génesis 28:15
Biblia en un año:
Génesis 4–6
Mateo 2
 
En el invierno, la carretera que rodea la ribera sur del lago Michigan puede ser traicionera. Un fin de semana, mientras regresábamos en automóvil desde Chicago a Grand Rapids, una acumulación de hielo y nieve hizo disminuir la velocidad del tránsito, provocó muchos accidentes y casi duplicó el tiempo de nuestro viaje de vuelta. Nos sentimos aliviados cuando salimos de la autopista para tomar el camino a casa. En ese momento, mi esposo exclamó a viva voz: «Gracias, Señor. Creo que ahora ya puedo seguir solo».
En cuanto terminó de decir esas palabras, el coche hizo un trompo de 180 grados. Cuando se detuvo, y con el corazón saliéndose de nuestro pecho, lo único que podíamos imaginarnos era a Dios diciendo: «¿Estás seguro?»
¿Por qué a veces tratamos de andar solos por la vida cuando podemos acudir a Dios todo el tiempo? Él dijo: «He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres» (Génesis 28:15). Y también nos asegura: «No te desampararé, ni te dejaré» (Hebreos 13:5).
El matemático, teólogo y predicador escocés Thomas Chalmers (1780–1847) escribió: «Cuando voy por el sendero, Él esta conmigo. Cuando estoy acompañado, aunque yo no lo recuerde para nada, Él nunca se olvida de mí. […] Vaya donde vaya, Él me cuida, me vigila y me protege».
¡Qué consuelo saber que Dios siempre está conmigo, que no necesitamos andar por la vida solos!
La presencia de Dios da gran consuelo
1 Enero 2011

Búsqueda del tesoro

David C. McCasland
LEA: Proverbios 2:1-9
Si como a la plata la [sabiduría] buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová. —Proverbios 2:4-5


Biblia en un año:
Génesis 1–3
Mateo 1
El 1 de enero de 2008, Keith Severin y su hijo Adrien, de siete años, resolvieron que iban a dedicar juntos al menos quince minutos por día, durante todo ese año, para buscar tesoros. Un artículo de Carlos Alcalá, en el periódico local Sacramento Bee, relataba sobre sus salidas diarias, expuestos a toda clase de inclemencias del tiempo, para ver qué podían encontrar. Un año después, la colección de monedas, pelotas de golf, botellas y latas reciclables, y otros artículos diversos alcanzaban una suma de más de U$S1.000. Durante el proceso, disfrutaron de muchas horas de compañerismo y diversión.
Si decidiéramos pasar quince minutos con la Biblia todos los días para buscar tesoros, ¿qué descubriríamos? Salomón escribió: «Si como a la plata la [sabiduría] buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová […]. Entonces entenderás justicia, juicio y equidad, y todo buen camino» (Proverbios 2:4-5,9).
El crecimiento no se producirá de un momento para otro, sino que, en forma gradual, día tras días, seremos transformados mediante la lectura de la Palabra de Dios y la obediencia a Él. Además, piensa en el privilegio y el placer de pasar un tiempo con nuestro Padre celestial.
Todo comienza con una entrega voluntaria, continúa con descubrimientos emocionantes y, finalmente, guía hacia los tesoros de la sabiduría y de la vida.
Los ricos tesoros de la verdad de Dios esperan ser descubiertos.
31 Diciembre 2010

Sin vuelta atrás

David C. McCasland
LEA: Deuteronomio 11:7-12
Siempre están sobre [la tierra] los ojos de Jehová tu Dios, desde el principio del año hasta el fin. —Deuteronomio 11:12







Ray Stedman, pastor en California por muchos años, una vez le dijo a su congregación: «En la víspera de Año Nuevo nos damos cuenta, como en ningún otro momento de nuestras vidas, de que jamás podremos retroceder el tiempo […]; podemos mirar atrás y recordar, pero es imposible volver a ninguna instancia del año que pasó».
Stedman luego hizo referencia a los israelitas cuando estuvieron en el umbral de una nueva oportunidad. Después de cuatro décadas de deambular por el desierto, es probable que la nueva generación se preguntara si tenía la fe y la fortaleza necesarias para poseer la tierra prometida.
Su líder, Moisés, les recordó que ellos habían visto «todas las grandes obras que Jehová ha hecho» (Deuteronomio 11:7) y que su destino era la «tierra de la cual Jehová tu Dios cuida; siempre están sobre ella los ojos de Jehová tu Dios, desde el principio del año hasta el fin» (v.12).
Puede que en la víspera de Año Nuevo tengamos temor del futuro debido a los acontecimientos del pasado. Pero no tenemos que permanecer encadenados a nuestros viejos recuerdos, porque podemos avanzar con la mente centrada en Dios. Así como el Señor cuidaba de la tierra y de Su pueblo, Sus ojos estarán sobre nosotros también.
El cuidado fiel del Señor abarcará cada día del nuevo año. Podemos contar con esa promesa.
El «qué» de nuestro futuro lo determina el «Quién» de la eternidad