8 Diciembre 2010
Un legado de arrepentimiento
LEA: Salmo 51
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado. —Salmo 51:17
Biblia en un año:
Daniel 8–10
Daniel 8–10
3 Juan
Todas las naciones tienen héroes, pero puede que Israel sea la única que haya elaborado una literatura épica acerca de los fracasos del más grande de sus héroes (Salmo 51). Este elocuente salmo muestra que Israel, al final, recordó a David más por su devoción a Dios que por sus logros políticos.
Paso a paso, el salmo lleva al lector por todas las etapas del arrepentimiento. Describe las constantes repeticiones mentales, la culpa que nos carcome, la vergüenza y, finalmente, la esperanza de un nuevo comienzo, que surge del verdadero arrepentimiento.
De una manera extraordinaria, el Salmo 51 revela que la verdadera naturaleza del pecado es una relación rota con Dios. David clama: «Contra ti, contra ti solo he pecado» (v.4). Ve que los sacrificios que el Señor quiere son «el espíritu quebrantado, [e]l corazón contrito y humillado» (v.17). David cuenta con esos elementos.
En su oración, busca el bien que podría surgir de su tragedia y ve un rayo de luz. Tal vez, al leer esta historia de pecado, otros podrían evitar las mismas dificultades, o al leer su confesión, podrían llegar a tener esperanza de ser perdonados. La oración de David es contestada y se convierte en su gran legado como monarca. El mejor rey de Israel ha caído hasta lo más bajo. Pero ni él, ni nadie, pueden caer más allá del alcance del amor y el perdón de Dios.
El arrepentimiento es el terreno donde florece el perdón.
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